Irene y Pedro tenían clarísimo donde realizar su preboda. Querían que la estación elegida fuera otoño, y por supuesto en la sierra norte de Madrid, que esconde sitios tan fantásticos como éste. Fue todo un regalo para la vista realizar la preboda en estos días ya de noviembre. Los amarillos, ocres y marrones fueron los protagonistas en esta sesión en pareja, tan natural como lo son ellos, una pareja sencilla, discreta pero que en esta sesión se soltaron la melena, disfrutaron y se desestresaron de los nervios previos a la boda. El frío se olvidó y dejo paso a fotografías tan bonitas como éstas.
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