Bárbara y Carlos son amantes de la montaña y el ciclismo. Cuando me propusieron realizar su postboda en el Pirineo Aragonés fue una grata sorpresa. Para ellos tenía un doble sentido: su pedida de mano fue aquí. Un paraje de ensueño para cualquier fotógrafo y además coincidir con la estación otoñal es un regalo para la vista. Fue un día intenso pero bien aprovechado, ya que fuimos hasta allí teníamos que estrujar cada rincón de este paraiso. Novios con actitud 100%, con ganas de pasarlo bien y sobretodo llevarse uno de los mejores momentos y recuerdos de su vida.
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